Cuando la publicidad se disfraza de noticia: el caso Mercadona

Desinformación, Opinión

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18 septiembre 2024

La reciente publicación en numerosos medios españoles de un supuesto comunicado urgente de Mercadona sobre la bajada del precio del aceite de oliva pone en evidencia un problema crítico en el periodismo actual: la confusión entre noticias y publicidad.
Roberta Barbieri Klein

Días pasados, varios de los medios de comunicación más importantes de España, como El País, eldiario.es, OKDiario, El Español, El Economista, Diario As, VozPópuli, HuffPost, La Razón y 20Minutos, publicaron artículos casi idénticos anunciando una bajada en el precio del aceite de oliva de Mercadona.

Bajo la apariencia de un “comunicado urgente” de la cadena de supermercados, estos artículos presentaron lo que en realidad es un movimiento publicitario como una noticia elaborada, firmada en muchos casos por redactores de renombre.

La alerta la dio el periodista y economista Yago Álvarez, de El Salto, quien señaló en su cuenta de X que este supuesto comunicado de Mercadona ni siquiera estaba disponible en los portales web de la empresa. Esto sugiere que Mercadona informó privadamente a cierto/s medio/s, generando un contenido que, más que informar, busca promocionar a la compañía en un contexto favorable. Lo que debería haber sido identificado como un publirreportaje, fue tratado por estos medios como una noticia genuina, evidenciando una peligrosa mezcla entre información y publicidad.

Lo más alarmante es que los textos publicados por estos medios eran prácticamente idénticos. Palabra arriba, palabra abajo, decían: “Mercadona ha llevado a cabo una nueva bajada del precio de su aceite de oliva, hasta dejarlo por debajo de los 7 euros por litro, según ha anunciado este miércoles la cadena de supermercados.” Esta falta de originalidad y de análisis crítico refuerza la idea de que los medios se limitaron a replicar un mensaje dictado, sin cuestionar ni contrastar la información en el espacio de noticias.

Queremos tanto a Roig

En un mes como agosto, cuando las redacciones están reducidas y la agenda informativa es escasa, es más fácil que este tipo de contenidos comerciales se filtren como noticias. Sin embargo, la responsabilidad de los medios es crucial. Publicar un publirreportaje como si fuera una noticia no solo engaña al lector, sino que socava la credibilidad del periodismo, que se presenta como garante de la verdad y la transparencia.

Es preocupante que ninguno de estos medios haya señalado la posibilidad de que el comunicado fuese un publirreportaje, ni que se haya contrastado la información con otras fuentes. Solo Diario As mencionó la herramienta de FACUA, una página web recientemente lanzada por la asociación de consumidores liderada por Rubén Sánchez, que permite verificar los precios de productos en supermercados como Mercadona. Esta herramienta habría ofrecido a los lectores la posibilidad de contrastar la veracidad de la información sobre la bajada de precios y evaluar su impacto a largo plazo, pero la mayoría de los medios omitieron su existencia, reforzando la sospecha de un tratamiento acrítico del comunicado de Mercadona.

La práctica de convertir un contenido publicitario en noticia, como ha ocurrido en este caso, es un reflejo de la presión económica que enfrentan los medios, pero también de una pérdida de rigor y ética profesional. Al final, el gran beneficiado es Mercadona, que por el precio de un publirreportaje logró una cobertura mediática nacional en términos que le son extremadamente favorables.

Lo que este caso pone de manifiesto es la necesidad urgente de definir y respetar los límites entre la publicidad y la información. Cuando esos límites se diluyen, el periodismo deja de cumplir su función social de informar verazmente al público y se convierte en un simple altavoz de intereses comerciales.

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